Lo que puedo transmitirte si querés comenzar a criar


En el año 1991, mi padre compró un pequeño campo en la localidad de Cnel. Brandsen.

Era un pueblo muy chico, de gente tranquila, que acostumbraba a cerrar sus negocios al mediodía y conservaba la tradición de la siesta.

A pesar de que, en la zona donde vivíamos, la inseguridad no era un tema muy preocupante.

No teníamos por costumbre, habitar con las puertas abiertas.

Pues en este pequeño pueblo, aún era usanza no cerrar las entradas, y que cualquiera pudiera entrar a cualquier hora.

Creo que ese era uno de los encantos que mi padre vio y valoró.

Después de adquirir el lote, me preguntó que quería hacer allí, y yo sin dudar, le respondí que criar caballos de carreras.

Hacía poco más de nueve meses que había comenzado a frecuentar ese ambiente, y me fascinó.

El resto, si me seguís, es historia conocida.

Me regalaron mis primeras yeguas y un padrillo.

Tuve que ir al Stud Book Argentino, a iniciar los trámites para abrir el haras y comenzar a asentar los servicios y nacimientos.

Me fui haciendo sobre la marcha.

Cometí muchos errores. Y también aprendí de ellos.

Pues bien, mi intención hoy, a casi veinte años de haber finalizado ese emprendimiento, es poder transmitirte algo de toda esa experiencia.

Y la primera lección que me gustaría darte hoy, es con respecto a la elección del lugar.

Si arrancara de nuevo hoy, seguramente, no elegiría ese sitio.

Era un campo muy agradable, sobre la ruta.

Tenía boxes, padrillera, piquetes, corrales.

Dos tanques de agua, molino y bomba eléctrica.

En fin, tenía todas las comodidades.

Pero…

Siempre hay un pero.

La tierra no era la mejor.

Era buena para recriar vacas o terneros.

Quizás podría haber funcionado con ovejas.

O un chiquero.

Quien sabe, si no hubiera sido mejor negocio poner un galpón de ponedoras o parrilleros.

En fin. Podía haber tenido múltiples usos…

Pero no criar caballo. Y menos de carreras.

Si hoy volviera a empezar, buscaría un mejor campo, aunque carezca de esas instalaciones.

¿Por qué sabés qué?

No hay nada que puedas hacer para suplir una mala tierra.

Todo lo que no le des al potro mientras aún está en el vientre, no habrá forma de que lo puedas suplemental después.

Podrás paliar algo de esas carencias. A un costo muy elevado.

Por eso, hoy te dejo aquí mi primer consejo.

Elegí primero una buena zona para criar.

Después preocúpate de las instalaciones.

Tendrás otras ventajas adicionales.

¿Cuáles?

La cercanía con otros haras. Quizás te puedas ahorrar la compra de un padrillo.

O podrás tener personal capacitado mucho más cerca.

En fin. Creo que ya te estarás dando una idea de hacia donde voy.

Tenés más dudas.

Solo entrá en Calendly, y agendá tu cita.

El resto corre por mi cuenta.

Abel F. Bacigalupe 

Especialista en Educación Universitaria con Orientación en Ciencias Biológicas y Veterinarias