Otra vez los inadaptados


Ayer por la tarde pude disfrutar, en compañía de mi familia, de una nueva muestra de la expo “Nuestros Caballos”.

Una jornada interesante, en la cual pude reencontrarme con diferentes personas e instituciones que hace rato no veía.

Estuve en el Stand de “Luján del Milagro” que se dedican, con mucho éxito, a la cría de caballos de Paso Peruano.

Me encontré luego con mi amigo Patricio Digilio, quien se desempeña como Director de Equinos, en la Subsecretaria de Ganadería, que depende de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca.

Con él estuvimos charlando acerca de las últimas actualizaciones en el sector equino, su zona de influencia y perspectivas de crecimiento.

Además de ponernos al día en asuntos personales.

También hablamos con Mariana Sánchez, acerca de la problemática de un club hípico que se encuentra en la zona sur, con el cual está teniendo problemas con la radicación de sus caballos.

Nos encontramos con Luciana Galeano, de UTTA (Unión de Trabajadores de Turf y Afines) con quién delineamos los próximos pasos a seguir con el dictado de las charlas gratuitas de capacitación de manera presencial y virtual.

Recorrimos diferentes stands, relacionados con la venta de zooterápicos y materiales de uso veterinarios, disfrutamos de la gastronomía y de las prendas, lo que se dice un día fructífero. Estábamos saliendo del predio, cuando nos sorprendió un griterío poco usual para el lugar.

Justo a la salida de los camiones que transportaban los animales, había un grupo, muy reducido, de activistas veganas haciendo un acto teatral de muy mala calidad y lo que es más grave, agraviando a los que salíamos del sitio.

En un momento dado, una de ellas, de no más de 40 años, insultó a una persona con boina, llamándola “Gaucho de mierda”.

El sujeto en cuestión, se volteó y para su sorpresa le siguieron una catarata de insultos.

Mi hija, de 12 años, la mira a su madre y le dice que nos fuéramos, que era suficiente por ese día.

Y aquí viene lo más triste.

Una señora en sus 60, la observa y la increpa a mi hija.

La llama tilinga y mal educada.

Por suerte la cosa no pasó a mayores.

Salvo decirle que era una payasa y reírse de ella, nos retiramos del lugar.

Pero lo que te quiero transmitir es que aún, se puede ver este tipo de espectáculos de personas que no respetan el modo de vida de otros.

Que abogan por la no violencia, pero insultan a una criatura de 12 años.

Por suerte, cada día que pasa, menos de estos seres nefastos nos rodean, impostando un acto del que nadie les cree, al son de una moda.

Si has pasado por una situación así, me gustaría leerte y saber como has reaccionado.

Podés escribirme a abel@relinchosyherraduras.com

A tu disposición, siempre.

 

Abel F. Bacigalupe

Especialista en Educación Universitaria con Orientación en Ciencias Biológicas y Veterinarias