¿Por qué deberías revisar un potrillo antes de cerrar la operación?


Como te conté hace un tiempo, empezó la temporada de remates de caballos. En especial los de SPC (Sangre Pura de Carreras).

Por fin, tanto sacrificio, trabajo y pasión son coronados por una jornada donde los haras ofrecen lo mejor de su producción y los futuros propietarios pujan por llevarse el mejor producto a su alcance.

Eso me recuerda, la época en la que era criador.

Muchas horas sin dormir, desvelado por un parto que se atrasa, una yegua que no se alza o peor aún, una que no se preña.

Lidiar con los insumos, tanto veterinarios como agropecuarios.

Pagar facturas o servicios y llegar justos a fin de mes.

Junto a muchas otras trabas más.

Sin embargo todo eso pasaba a segundo, plano el día que lograbas vender esos productos y veías la cara de satisfacción de los nuevos propietarios.

Por desgracia también tenemos el otro lado de la moneda.

Ese en el que me encuentro en este momento.

  • El abogado del diablo.
  • EL terror de los haras.
  • El veterinario que viene a examinar los productos después de la compra.

Aquel que puede, en medio de la revisión, descubrir algún vicio oculto (ronquera, patologías óseas, etc.) y recomendar que no se realice la compra.

Ojo, en ningún caso tiene el veterinario la última palabra.

Ésta será siempre de la persona que pone el dinero.

Ahora, si no van a seguir mis consejos ¿Cuál sería el objeto de contratar mis servicios?

Y aquí me gustaría hacer una aclaración.

Como te dije más arriba, muchos propietarios de haras ven a los veterinarios como las personas malvadas de la película.

Nos ven como seres que disfrutan rebotando caballos.

Nada más alejado de la realidad.

El tema es que en muchos casos, es ese mismo veterinario el que va a tener que lidiar durante, mínimo tres años, con ese animal.

Y si sabe que las lesiones que tiene hoy, pueden perjudicar su actividad deportiva en el futuro ¿No debería decirlo?

Más aún, suponiendo que no afecte el rendimiento, pero impida su posterior comercialización si sale bueno ¿Debería callarlo?

Y ese es el motivo de la revisión post compra.

Asegurar por un lado que el animal es apto para la función por la cual se lo ha adquirido.

Y evitar, en lo posible, lamentos futuros de los nuevos propietarios.

Como te dije, fui criador y entiendo cuando una venta se trunca, pero al mismo tiempo debo velar por la confianza de mi cliente.

En algunos haras entienden esta posición, y a base de años de trabajo, constancia y porque no decirlo, respeto mutuo, hemos podido forjar, a pesar de estos inconvenientes, una sólida relación profesional.

Y porque no decirlo, también una excelente relación personal.

Esto no quiere decir que cada uno deje de hacer su trabajo.

Si no que ambos sabemos que la otra parte no tiene voluntad o deseo de perjudicarse.

SI estás pensando adquirir tu próximo potrillo, y no sabés aún porque deberías revisarlo antes de realizar la oferta, enviame un mensaje de WhatsApp y te cuento.

Abel F. Bacigalupe

Especialista en Educación Universitaria con Orientación en Ciencias Veterinarias y Biológicas