Práctica diaria en la clínica equina


El martes pasado mientras manejaba desde un Stud a otro situado a unas 20 cuadras de distancia, me puse a pensar en porque muchas veces siento un desfasaje entre las clases en la Universidad donde soy docente, y la práctica diaria. (Aclaró que soy docente en la Cátedra de Patología de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UBA.)

Por la naturaleza misma de la materia, el principal tópico de estudio son las diferentes enfermedades que afectan a loa animales domésticos, comenzando por el estudios de las lesiones macroscópicas, luego el estudio de las lesiones microscópicas, las diferentes causas que le dieron origen (etiología), los mecanismos por los cuales esas causas provocaron esas lesiones y no otras (patogenia) y finalmente arribar a un diagnóstico anatomopatológico o morfológico.

Al estar en contacto con profesionales que se dedican a diferentes disciplinas que la mía, como ser la clínica de pequeños animales, salud pública, etc, me percaté que en la mayoría de las practicas diarias diferentes a los equinos deportivos, los colegas se dedican en su gran mayoría a la prevención (ya sea a través de planes vacunales , antiparasitarios y nutricionales) y a la cura de animales enfermos. Obviamente existe una amplia gama de agentes capaces de producir enfermedad. La mayoría de origen infecciosos, pero no son los únicos, pueden ser desórdenes genéticos, metabólicos o nutricionales entre otros.

En el caso de los veterinarios que nos dedicamos a los equinos deportivos, si bien estas dos facetas están presentes, no representan por si mismas, a la totalidad de la práctica diaria. Por el contrario, diría que no llegan a cubrir mas del 30 o 40% de las consultas.

Y es que la mayor parte del tiempo nos dedicamos a lo que, en medicina humana, se denomina la deportología. Ya no se trata solo de prevenir o de curar enfermedades. Por el contrario de lo que se trata es de por un lado promover y desarrollar el mayor potencial de nuestro equino para la actividad para la que fue adquirido, y por el otro lado, evitar (en lo posible, aunque no siempre se consigue) la aparición de lesiones relacionadas con los diferentes deportes o actividades realizadas con los equinos deportivos y finalmente resolver las lesiones que no se pudieron evitar. Nótese que escribí resolver y no curar, dado que no siempre se puede curar. En algunos casos, por suerte la mayoría, la resolución es médica, en otros es quirúrgica. Pero también podemos encontrar lesiones que por su propia naturaleza o por lo elevado de su costo no siempre se pueden «curar».

Es en estos casos, muy dolorosos por cierto, donde es nuestro deber decidir el final de la vida útil o deportiva de nuestro caballo o yegua. Hay veces que debemos ir más allá de este punto y decidir y transmitir a los dueños la posibilidad de efectuar la eutanasia de nuestro animal. Afortunadamente estas decisiones son muy esporádicas, pero no por ello menos traumáticas tanto para el animal, como para los dueños y nosotros mismos.

Llegado este punto si me gustaría hacer algunas aclaraciones. Quien que se mete a estudiar una carrera, que como mínimo en la UBA demanda siete años, la termina y luego busca trabajo y comienza sus prácticas, en la mayoría de los casos guiadas, lo hace por que ama a los animales. Les puedo asegurar que al momento de decidir la eutanasia de un animal, no estamos contentos, no somos sádicos, ni se despierta, cual Mr. Jekyll y Mr. Hide, dentro nuestro un asesino serial. Por el contrario es una decisión que en muchos casos nos desvasta, nos pone muy tristes y nos deja de mal humor por un buen tiempo. Además debe quedar claro que cuando ésta decisión es tomada, es por que ya fueron descartadas todas las demás alternativas. Y es que el fin último siempre, es evitar el sufrimiento.

Es mucho peor dejar vivo y sufriendo a un equino, ya sea por que la lesión no tiene cura, como porque esta más allá de las posibilidades económicas de sus propietarios, que decidir la eutanasia. Si se llega a este punto es porque realmente es lo mejor para nuestro animal.

Volviendo a la deportología podemos decir sin temor a equivocarnos que hay dos aparatos o sistemas que por lejos se llevan la mayor parte de nuestro tiempo y nuestra atención.
Por un lado esta el aparato músculo – esquelético y el sistema nervioso.
Por el otro el aparato cardiorespiratorio.

Justamente lo que se esta haciendo cuando se somete a un animal todos los días a intensas sesiones de entrenamiento, que pueden ser largas o cortas según la actividad, pero siempre intensas, es desarrollar estos diferentes aparatos, para en definitiva retrasar la fatiga, que es la principal causa de lesiones.

 

Creo que sin temor a equivocarme, el trabajo nuestro como deportólogos se centra en dos áreas, por un lado la fatiga y por el otro, y relacionado con ella, el dolor. En ambos casos se trata de prevenir su aparición y eliminarlas cuando están presentes.

Seguiremos desarrollando estos interesantes temas en próximas entradas.
Recuerden que este sitio es solo una guía y de ninguna forma suplanta la actividad de su Médico Veterinario de cabecera.

Un saludo y hasta la próxima entrega.
Atte. Dr. Abel F. Bacigalupe